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domingo, 25 de mayo de 2014

Historia de vida

Politécnico Grancolombiano 
Karen Liseth Vela Reyes
Taller de redacción

Historia de vida

Mi nombre es Deisy Lorena Mendivelso Cañón; tengo 18 años y soy estudiante de la Pedagógica; estudio Licenciatura en educación infantil.

Mi niñez fue normal yo creo, no tenía hermanos ni nada, entonces me la pasaba con mis primos todo el tiempo, mi abuelita nos cuidaba porque mi papá y mi mamá trabajaban todo el día, ella nos cuidaba como de 11 a 6 de la tarde a todos porque todos estudiábamos en el mismo colegio, todos mis primos, éramos 7 primos de los cuales 5 eran niños y dos niñas, incluida yo.

Mi familia por parte de papá es muy amplia, por parte de mi mamá también es muy amplia; siempre me la he llevado muy bien con ellos. Al principio tenía más inclinación hacia la familia de mi papá porque la pasábamos mucho tiempo con la familia de él, entonces viajábamos a la finca de mis abuelos, todas las navidades y todos los diciembres, los 31 y 6 de enero los pasábamos allá con mis abuelos; los 24 desde que yo tengo uso de razón ha sido con la familia de mi mamá, siempre nos reunimos en la casa de mi abuela o en mi casa y hacemos la reunión ahí.

No soy una persona muy sociable, así como que me la lleve bien con todo mundo. Al principio me la llevaba muy bien con la familia de mi papá, hasta que tuvimos ciertos roces ahí con unos primos y nada volvió a ser lo mismo, ya es como fastidio el hecho de estar cerca de ellos y no solo con mis primos, con mis tíos en general. Con la familia de mi mami tampoco es que sea muy apegada ya que casi no me la pasaba con ellos, pero si tiendo a estar mejor con ellos, o sea me relaciono mejor; los poquitos momentos que compartimos juntos los compartimos muy bien, allá son menos prejuiciosos, son como más abiertos a lo que uno piensa y siente, no son tan juzgadores a la hora de hacer cambios o de tener algo diferente a lo que ellos han estado trabajando durante mucho tiempo.

Mi núcleo familiar se compone por mi papá, mi mamá y mi hermano de 6 años, toda la vida he vivido con primos entonces básicamente tengo una casi hermana que es una prima mía; mis papas la apadrinaron para podérsela llevar a vivir a la casa, por motivos de que mi tía no tenía mucha estabilidad económica.

Decido elegir la Licenciatura en educación infantil porque yo siempre me he inclinado por carreras muy sociales y con los niños. No pase a la Nacional a medicina entonces pase por un momento en el que no podía acceder a ninguna universidad. Me presente a la Pedagógica a Psicopedagogía por presión de mi mamá, porque me decía que era la carrera más completa, que aparte de pedagogía tenia psicología; no pase. No pase a la Pedagógica, no pase a la Distrital, no pase a la Nacional y estuve como en un limbo de  “Yo no me puedo quedar sin estudiar 6 meses” Nosotros teníamos un viaje a San Andrés y el día antes del viaje, nos llegó un folleto de un instituto, del INCAP, decía atención integral a la primera infancia. Mi mamá me dijo, “Bueno, si eso es lo que usted quiere, pues esos 6 meses se prepara y pues usted se da cuenta si eso es lo que usted quiere o no” Ya cuando empezaron otra vez las inscripciones a la Nacional y la Distrital decidí presentarme y pase a las 2, pase a la Distrital y a la Nacional, pero a la Nacional pase por allá en Manizales y Medellín.

 Mi mamá siempre me decía que había escogido carreras que no pagaban nada, pero eso nunca fue un impedimento para que cambiara mi decisión de que yo quería estudiar eso, yo quería callarle la boca; quería demostrarles que no siempre tienen la razón. Mi papá me decía que yo iba a limpiarle la cola a los niños, que eso era mi carrera; entonces siempre teníamos muchas discusiones, les decía que mi hermano había aprendido a leer y escribir, porque le habían limpiado la cola porque esa era la labor de los profesores. Cuando pase a la Nacional mi mamá pensó en mandarme a Medellín, si me salía trabajo social; pero en la Nacional me salió Arquitectura y eso era como que todo lo opuesto. Luego pase a la Distrital y pase a la Pedagógica; debí escoger entre la Pedagógica y la Distrital y obviamente  la Pedagógica es la educadora de educadores por eso me decidí, bueno y también por traslados porque la pedagógica me quedaba a media hora de mi casa y porque en el pensum y todo, la pedagógica era más ligada a lo que yo quería ser como profesora.

El hecho de que yo tuviera un hermano influyo en que yo eligiera esta carrera. Desde que nació mi hermanito él ha sido mi motor para todo, él ha sido un guerrerito chiquitico; cuando él nació él tuvo problemas de respiración y duro mucho tiempo en el hospital, fue una etapa muy fuerte para mi papá y para mi sobre todo, porque solo mi papá trabajaba, debíamos como dos pensiones en mi colegio y suplir lo de Cristian. El ver que como tan chiquito la guerreo tanto  también me dio como muchas fuerzas para hacer cosas por los niños; a mí me han dicho que yo soy como una segunda mamá para él, siempre he querido lo mejor para él y como que trato de darle eso, de darle ese ejemplo, esa fortaleza y yo sé que más que todo la educación; yo sé que uno para cambiar el pensamiento, tiene que hacerlo desde los niños, los niños son la base de la sociedad, si tu cambias el pensamiento de un niño, vas a cambiar el pensamiento de una sociedad y educándolos pues va ser aún mejor. Mi hermano ha sido la inspiración para todo.

Uno de mis sueños o metas es darle todo a las personas que quiero, siempre he querido darle todo a mi hermano, mi meta es que mi hermano sea feliz, mis metas no son tanto para mí, mis proyectos y mis metas son que yo me realizo poder darles todo a las personas que yo quiero.

Tengo varios recuerdos importantes en mi vida pero el recuerdo que más me ha marcado ha sido el nacimiento de mi hermano, eso ha sido una cosa fundamental en mi vida; me acuerdo de ese día, eran como las 4:30 de la mañana y mi mamá se levantó gritando; mi papá no sabía qué hacer, yo le hacia los ejercicios de respiración; me acuerdo que mi papá me llamo como a las 6:40, yo estaba en el colegio y me dijo que Cristian ya había nacido.

Otro recuerdo puede ser el día que mi prima se casó; mi prima quedo embarazada a los 19 años, mis papas la querían como a una segunda hija. Ella vivió conmigo 16 años, bueno con mis papas; prácticamente me crio; el día que yo me entere que ella estaba embarazada me dio muy duro porque yo dormía con ella, entonces cuando se casó yo no podía dormir, tenían que dejarme la luz de un pasillo encendida, porque ya no sentía esa seguridad que sentía al dormir con ella, yo lloraba todas las noches. A todos nos dio muy duro, nos daba duro ir a visitarla y notar que ella no tenía casi nada en el lugar donde vivía, había días donde no tenían para comer, fue muy fuerte, pero mis papas la siguieron apoyando.

También recuerdo el día de mis 15, la fiesta. Por fin pude ver a mi familia sin joder tanto, sobre todo la familia de mi papá que jode por todo; ver a mi hermano llorando en mis quince yo creo que sin saber porque estaba llorando fue bonito porque era el sentimiento que él le estaba poniendo, todos lloraron ese día.

Yo siempre he sido como la niña de los ojos de mi papá, siempre he sido muy apegada a él; nunca se me va a olvidar la final de la copa América, en el 2000; ese día a mi abuelo materno le  habían pagado una misa por su fallecimiento. Colombia estaba de finalista en la copa, entonces era la machera; ese día mí mamá me iba a llevar a la misa y mi papá le dijo de una que no, que así se parara sobre la cabeza yo tenía que ver esa final con él; ese día ganamos la copa América y ese día fue la locura. Me acuerdo que él siempre llegaba como a las 3 de la tarde y él tenía un afiche de todos los jugadores de Colombia en esa época y me alzaba y me empezaba a enseñar todos los jugadores; eso se convirtió en rutina hasta que me los aprendí todos.

Desde que yo tengo uso de razón tengo afición hacia el futbol; yo siempre me la pasaba pegada a mi papá y eso influyo; mi papá es súper hincha de Santa Fe y el ver y escuchar los partidos con él crearon esa afición hacia el futbol; la primera vez que fui al estadio tenía 7 años, era un partido entre Santa Fe y el Real Cartagena y recuerdo que ganamos 4-0, nunca se me va a olvidar ese partido, jamás; ese día me enamore de Santa Fe. La primera vez que yo llore por el futbol fue en una final que perdimos contra Nacional, yo me encerré en mi cuarto a llorar y a mi mamá le daba mucha piedra que yo llorara, me decía que yo era una niña que yo no tenía que llorar por el futbol. Yo nunca he sido como las chicas comunes, se supone que las niñas deben tener el cuarto organizado, les gusta cocinar, arreglarse y no, yo no era de esas.
Yo me la pasaba mucho con niños, con niñas casi no me la pasaba; jugaba mucho futbol y paredón con niños, y eso genero ciertas complicaciones en el colegio, porque cuando uno está en el colegio la niña que se la pasa con muchos niños es la perra del colegio, la que tiene muchos manes detrás; a mí no me interesaba eso, yo me sentía en mi ambiente estando con manes y eso genero problemas, pero yo me hacia la fuerte; yo toda la vida me he tragado eso y demostraba que me valía mierda, una vez si estuve a punto de salirme del colegio pero me quede por una persona.

Todo cambio y los problemas empezaron cuando yo me cambie de colegio, cuando entre al Cafam; yo no era la niña que pertenecía a ese colegio, porque ese colegio era de estrato alto y yo era estrato 3; tenía la categoría que menos pagaba; yo no pertenecía a ese ambiente, pero obviamente yo entre a ese colegio más por un reto personal y académico que tenía, porque eso era un orgullo para mis papas y todos se sorprendían de que yo estuviera en un colegio privado. Cuando entre era una ñoña, todo lo diferente a las otras niñas que siempre estaban bien arregladas y yo no; ahí yo conocí a dos peladas que se sentían igual, pasaban por lo mismo. En octavo una de ellas me dijo que estaba enamorada de mí; mi mamá me metió al psicólogo pensando que yo también era lesbiana, ella nunca se enteró que Ana me dijo que estaba enamorada de mí, pero mi mamá se las olía, porque yo me la pasaba de arriba para abajo con ella y muchos decían que éramos novias. Yo tuve un novio en octavo y aun así decían que Ana María y yo éramos novias.

A mí en el colegio me hacían mucho matoneo;  Ana María no se aguantaba que se metieran conmigo, lo hacían y era capaz de cascarles, era mi guardaespaldas prácticamente; yo a Ana la amo, porque ella se ha tenido que aguantar toda la mierda que yo he hecho, así como yo también me he tenido que aguantar toda la mierda por la que ella ha pasado; eso genera una bonita amistad, porque nos conocemos tal cual y como somos; yo sé que ella siempre va a estar ahí para mi independientemente de que hablemos frecuentemente o no.

 Cuando ella se fue del colegio esa ha sido como una de las peores etapas por las que he tenido que pasar porque ya no tenía a nadie; ahí empezaron todos los problemas; empecé a vivir más metida en mí, yo no hablaba con nadie, no convivía con nadie, solo andaba con manes, como hasta 10 que conocí a un chico y ha sido la relación más tormentosa que he tenido; el chico y yo vivíamos muy metidos el uno en el otro o sea yo no podía estar sin él y él no podía estar sin mí, era una relación muy asfixiante, era muy celoso, pero después de lo de Ana él fue como mi salvación.

En esa época empezaron todos los problemas de las cortadas y eso, porque yo ya no veía escapatoria, yo no pertenecía al ambiente de mi colegio, además yo era todo lo opuesto a lo que mi mamá esperaba de mí, yo sentía que había decepcionado y defraudado a mi mamá, además mi papá y mi mamá tuvieron mil problemas; a mí  me afectaba más el hecho de que involucraran a Cristian, mi hermano, a mí ya ni me dolían los problemas, ya ni me dolían las cosas; me dolía era el hecho de que Cristian tuviera que ver eso. Yo no podía contarle nada a nadie porque desde chiquita mi mamá me decía que los problemas de casa se solucionan en casa, entonces yo no podía contar mis problemas ya no podía contar con Ana María porque ella empezó a lidiar con sus problemas, empezó a discutir con los papas y estaba en esa etapa de descubrir bien su orientación sexual.

Mis cortadas empezaron por todo; yo creo que yo me sentía muy sola y el no poder comunicar, gritar o decir “Estoy sola, necesito de alguien” hacia que me cortara; a finales de octavo cuando Ana María se fue; cuando sentí y supe que estaba sola y sabía que no podía contarle nada a nadie me empecé a cortar de nuevo, yo no se lo conté a nadie ni siquiera a Ana María. Ella se enteró por que me encontró en un baño cortándome, ese día sentí que Ana María me odiaba así ella dijera lo contrario; ella es muy violenta y ese día sentí que ella me iba a pegar, pero no, se calmó, le pego a una pared, busco alcohol y me hizo curaciones. Cuando ella se fue yo vivía muy ensimismada, yo no tenía nada hasta que conocí a Camilo, pero Camilo fue peor para eso, porque teníamos muchos problemas, problemas físicos; éramos muy violentos, pero yo no veía otra salida; hasta que un día me pego, llevábamos casi un año, me pego por una bobada, estábamos gritando y peleando muy fuerte cuando de repente sentí que me pego un puño en la cara, yo no hallaba que hacer, yo grite horrible y pensé “Jueputa se está repitiendo la historia”

Mi papá le pego a mi mamá una vez y ese día fue horrible. El  creció en un ambiente muy violento, viene de Boyacá donde son muy machistas; muy violentos. Yo admiro la fortaleza de mi madre, ella se ha mantenido fuerte por mucho tiempo y eso ha ayudado a que mi papá como que aplaque las cosas; él cambio y ahora busca no pelear con nosotros y en momentos de mal genio se aleja hasta que se calma; ya se controla más.

Cuando Camilo me pego; por esta experiencia previa yo dije “Jueputa se repitió la historia” volvimos a lo mismo; yo pensaba que no era justo porque yo tanto que le recalque a mi papá que no le hiciera eso a mi mamá y ahora estaba pasando por eso. Uno es bien bobo y cree que nunca perdonaría una cosa de esas, pero después de un tiempo, yo se lo perdone a Camilo; se lo perdone independientemente del hecho de que yo ya había abortado. Cuando Camilo me pego yo ya sabía que estaba embarazada; un fin de semana antes de eso, nosotros habíamos ido a hacernos la prueba; él sabía que yo estaba embarazada, pero él le presto  más importancia al hecho de que me había pegado y se lo negaba se hacía creer así mismo que el no hizo eso. El que me pegara y el hecho de abortar se unió y se generaron más problemas. Nosotros volvimos pero después de aproximadamente 6 meses terminamos, ahí empezó otra vez la soledad.

A raíz de todo esto la frecuencia con la que me cortaba aumentó y cada vez que podía, lo hacía. En 11 yo me cortaba mucho por lo de Camilo, yo no me hallaba con otra persona; Camilo había sido mi salvación, pero también se convirtió en mi destrucción total. Desde que inicio mi historia con Camilo aumentaron mucho las cortadas; me cortaba en la muñeca.
Yo tengo una prima psicóloga; ella se enteró de eso y comenzó a tratarme, yo ya había ido al psicólogo, pero fue una experiencia fea porque la psicóloga era como “ah; aja; jum” Mi prima me trataba y debía mantenerme lejos de todo objeto corto punzante; cuándo ella vio mis cortadas yo tuve que empezar a cortarme en un lugar menos visible; me cortaba en las piernas, en donde ella no viera nada. Esos eran patrones de comportamiento que yo tenía; en ese momento yo me adelgace mucho, llegue a pesar 30 kilos; vivía peleando con todo mundo y  para mí todo el mundo era mi enemigo.

Alejarme de Camilo y ver la manera en la que me trataba, como me manipulaba y como me recordaba que el único que me quería era él por qué ni yo me quería, genero problemas de autoestima en mí; eso cambio cuando Cristian creció, ahí yo sentía que era importante para alguien, sentía que alguien me necesitaba; yo pasaba mucho tiempo con él y las cortadas cesaron; deje de cortarme por un tiempo; era esa etapa de mi vida en donde yo no veía nada más allá de Cristian, yo sentía que no podía cortarme por el niño; pero cuando el entro al jardín fue otra cosa muy fuerte.

Pero me concentre en otras cosas, ocupé mi mente en los proyectos del colegio y no me importaba nada más, solo importaba que me fuera bien en esos proyectos; además ocupe mi mente en libros, en ese año me enamore de Mario Mendoza, de sus escritos. Los libros también fueron una escapatoria, pero más que eso, la fraternidad que era uno de los proyectos del colegio se convirtió en mi principal escapatoria; yo me enfocaba mucho en eso y vivía tiempo completo ahí; cuando ya no estaba en eso me empezaban las crisis; todo mi mundo se centró en la fraternidad, en las actividades y deberes que debíamos cumplir  pero lastimosamente eso no duro mucho; fue hasta que nos graduamos, después de eso me sentía sola de nuevo.

El último año de colegio yo me las tragaba todas, yo asistía a clase como si nada, así estuviera vuelta mierda porque no podía darle gusto a quienes decían cosas de mí de que me vieran mal, no podía darles gusto.
Cuando salí del colegio empecé a pasar más tiempo con Cristian y ahí mi vida se enfocó en los niños; pero seguí cortándome, eso sí, cada vez que lo hacía me aseguraba de que Cristian no estuviera. Cristian nunca ha visto mis marcas, yo hago esto lejos de él, porque tengo que demostrarle que soy fuerte, soy su hermana mayor, su ejemplo; no puedo mostrarle mi debilidad; me da mucho miedo que Cristian se entere de esto y genere un total rechazo hacia mí.

Las cortadas son mi escapatoria; yo nunca tuve en quien confiar o con quien desahogarme, además mi pensamiento hacia mi nunca ha sido el mejor, o sea yo me veo como lo peor, como una real mierda y lo peor es que la gente que está a mi alrededor se ha encargado de decírmelo independientemente de que conocen mi problema o no. Cuando me corto, lo hago para recordarme quien soy o por lo menos el quien he sido para las personas a mi alrededor; personas como Camilo que utilizaba mi baja autoestima para manipularme; lo hago para recordarme lo poca cosa que he sido para las personas y más que todo lo poco cosa que he sido para mí, siempre me he preocupado más por los demás y he descuidado lo que hay en mí, lo que soy.

Llevo 6 años cortándome y a veces no son largos los lapsos de tiempo que pasan sin cortarme. Hay días en los que llego a casa con todas las intenciones de cortarme, pero llego y me encuentro con Cristian; el hecho de sentirlo y estar cerca de él me hace sentir que por lo menos hay alguien que me valora y me quiere; esto hace que yo no me corte. En algún momento quise dejar eso de raíz, por mi hermano; dure aproximadamente un año sin cortarme, pero recaí, ya no como antes porque había más cosas en las que entretenerme; ya podía ir al estadio sola, entonces vivía allá; el estadio era para mí un desahogo sano, iba, cantaba y puteaba; me desahogaba; a pesar de todo esto yo nunca hice parte de ninguna barra. Mi barrio es muy azul, pero a mí nunca me ha pasado nada porque Camilo se encarga de que  me cuiden, él se preocupa y le pide a los de la barra de millos que no me hagan nada o bueno, eso me han contado.

En el tiempo después de haber terminado con Camilo me empecé a querer más; ya me valoraba más, yo decía “Mierda, yo necesito a alguien que se dé cuenta de lo que soy y lo que valgo” mi autoestima mejoró en ese momento y ya era más fácil responder a preguntas como “Dime tu virtud” antes me era difícil responder esa pregunta porque yo no veía nada bueno en mí, ahora veo más cosas buenas en mí. Obvio cuando entro en la crisis de volver a cortarme son más las cosas malas que veo y noto en mí; las crisis ocurren cada que siento que no soy lo suficientemente buena para las personas; cuando yo siento que soy una real mierda como hermana, ahí mis crisis aumentan bastante.

Aparentemente soy una mujer fuerte, que les dice a los demás que sean fuertes pero yo no aplico esos consejos para mí. Me he puesto muchas veces como meta dejar de cortarme pero siempre vuelvo y caigo; siempre hay un motivo para volver a hacerlo; siempre hay una razón para que yo me corte, comúnmente esa razón o motivo se relaciona con mi baja autoestima.
Mis papas aún no saben que yo me corto, creo que mi mamá lo sospecha porque me lo intento decir, pero no lo sabe con plena seguridad, en ese momento fue muy especial conmigo e intento hacerme ver lo que significaba para ella y lo valiosa que soy.


No he intentado buscar ayuda; mi único desahogo con respecto a esto es y siempre será el estadio; cuando yo voy al estadio, no voy con la intención de ampliar mi círculo social, yo voy es porque en el balón; en el juego; en el alentar los 90 minutos; en el saltar; gritar; se siente la esperanza de que cuando algo va mal puede mejorar en cuestión de minutos. Cuando voy al estadio llego estresada, con mil problemas, pero salgo relajada; tranquila. Lastimosamente no puedo ir al estadio todos los días, Santa Fe no juega todos los días, entonces siento abstinencia cuando no puedo ir al estadio; allá puedo ver que hay muchas personas con más problemas que yo pero ellos también encuentran escapatoria en el estadio, en alentar a Santa Fe; todos dicen que mi equipo no me da de comer, pero me da paz, me da tranquilidad y armonía.